La felicidad es algo muy personal para cada ser humano ya que para llegar a la misma, puede implicar cosas o aspectos diferentes. En el ámbito de la psicología, existen dos clases de felicidad bien diferenciadas. Como padres, es importante saber qué tipo de felicidad tiene el pequeño para fomentarla al máximo y velar por el bienestar del niño.
La psicología admite dos tipos bien diferenciados de la felicidadCómo fomentar o potenciar los dos tipos de felicidad en los niños
Como ya hemos dicho más arriba, la psicología admite dos tipos bien diferenciados de la felicidad. La primera sería la hedonista e implica la obtención de emociones positivas y reniega de las negativas. El otro tipo de felicidad sería la eudaimónica, que se centra en el buen funcionamiento de las personas con el objetivo de conseguir la citada felicidad.
El hedonismo
La conocida como felicidad hedonista se basa en la consecución del placer. Un ejemplo de ello sería el disfrutar de una buena comida o ver una buena película. Gracias a este tipo de felicidad, la persona es capaz de experimentar una serie de emociones positivas tales como la alegría y evita ciertos sentimientos negativos como el dolor o la tristeza.
Felicidad eudaimónica
Este tipo de felicidad no busca el placer como ocurre en el caso de la hedonista. Se trata de una felicidad que se produce a causa de un trabajo bien realizado o finalizado. Un ejemplo de ello sería el obtener buenas calificaciones en un examen o el simple hecho de ayudar a alguien que lo necesita. La felicidad eudaimónica es la que se debe inculcar a los pequeños de la casa, ya que a través de la misma se pueden llegar a sentir realizados como personas de bien.
Cómo se debe fomentar ambos tipos de felicidad en los niños
Es verdad que como ya hemos comentado antes, la felicidad es algo personal a la vez que subjetiva. Sin embargo es importante que los padres intenten fomentarlas de una u otra manera en la figura de sus hijos. Acto seguido te damos algunas claves o consejos para conseguirlo:
La felicidad hedónica es la más primitiva de ambas y se puede fomentar y potenciar a través de diversas actividades sensoriales que provoque que el niño disfrute. Ejemplo de dichas actividades pueden ser hacer actividades deportivas o participar en la cocina ayudando a realizar diferentes platos.
El mostrar ciertas muestras de afecto y cariño hacia el pequeño es otra de las formas de potenciar una felicidad como la hedonista. Un beso o un abrazo ayudan a potenciar las emociones positivas del niño. A través del citado hedonismo es bueno que también los niños sean capaces de experimentar diferentes emociones o sentimientos negativos y de esta manera mejorar su inteligencia a nivel emocional.
La conocida como felicidad hedonista se basa en la consecución del placerEn el caso de la felicidad eudaimónica, la persona se siente bien con ella misma por el trabajo realizado. Los padres pueden inculcar tal clase de felicidad en sus hijos a través de la empatía o hablando con ello sobre lo que más les gusta hacer. Los niños deben saber que es importante ayudar a los demás y hacer lo que a uno le gusta y de esta manera llegar a poder a ser feliz. Es bueno que los padres se sienten junto a sus hijos y hablar sobre las diferentes actividades que les gusta y conseguir de esta forma encontrar la vocación en el niño.
En definitiva, es importante que los padres sepan inculcar y potenciar ambos tipos de felicidad en sus hijos. Hay que indicar que ambas son compatibles y que pueden coexistir a la vez. Un niño feliz es un niño que disfruta de cada momento de su vida y que se puede llegar a convertir en una buena y maravillosa persona.