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La disciplina en niños de 2 y 3 años
La disciplina en niños de 2 y 3 años

DISCIPLINA

La disciplina en niños de 2 y 3 años

Puede parecer difícil aplicar la disciplina en niños de 2 y 3 años, pero con estas pautas todo será más sencillo.

Los niños de 2 y 3 años son pequeñas cajas de sorpresas. Son maravillosos a la par de explosivos emocionalmente. Necesitan empezar a entender la disciplina positiva en casa para regular su comportamiento y que poco a poco vayan entendiendo cuáles son los comportamientos aceptables de los inaceptables. Así evitarás muchas rabietas innecesarias.

Los niños de 2 y 3 años son pequeñas cajas de sorpresasLos niños de 2 y 3 años son pequeñas cajas de sorpresas

Si bien es cierto que tendrán rabietas y esto es normal en su comportamiento para su desarrollo, con una buena disciplina se puede reducir el número de las situaciones desagradables de forma notable.

Tiempo de calma

Los niños a esta edad necesitan aprender a comprender sus emociones para poder comenzar a tener autocontrol sobre sus impulsos naturales. Existen métodos de disciplina que pueden funcionar con algunos niños pero no con todos, por lo que es muy importante que conozcas a tus hijos para saber qué métodos y estrategias funcionan más con ellos.

Quizá el tiempo para pensar no sirve para tu hijo, pero en cambio un tiempo a su lado para que se calme sí le servirá porque le ayudará a comprender la importancia de la autoregulación. Poco a poco será capaz de hacerlo por sí mismo, siempre que primero, le hayas guiado en este proceso tan importante.

Retirada de estímulos

Por ejemplo, si tu hijo está golpeando a otro niño con un camión o se está peleando con su hermano por un juguete, la retirada de este juguete puede ser una buena forma para que entienda que ese comportamiento no es aceptable. Le tendrás que explicar por qué le retiras el juguete y que solo se lo devolverás cuando se comporte bien y deje de pegar o de pelearse por él.

Después, dale la oportunidad para que sea capaz de mostrarte que puede comportarse bien con el juguete.

Explicación de los comportamientos

Es importante en esta fase ser más completo en la explicación y discusión del comportamiento y las consecuencias. Es necesario que los niños comprendan el por qué de las cosas, y así le darás cierto control en la situación. Podrán decidir si quieren seguir ese comportamiento o si es mejor que lo cambien.

Cuando los niños entienden que insultar o pegar puede hacer daño a otros, empezarán a sentir empatía por el dolor ajeno y serán capaces de sentir culpabilidad, algo que les permitirá modificar su conducta en el futuro.

Lo más probable es que el cambio de comportamiento no sea inmediato, pero insistir en esta fase es necesaria para que los niños vayan interiorizando el buen comportamiento. Por eso, debes ser consciente con las conversaciones tranquilas y empáticas sobre sus acciones y las consecuencias resultantes, descubrirás que desarrollarán un mayor sentido de remordimiento y empatía necesario para su desarrollo.

No siempre el objetivo es cambiar el comportamiento

El objetivo no es simplemente cambiar su comportamiento, sino que es importante cambiar sus sentimientos y las motivaciones. Así aprenderán a llevarse mejor con los demás y a entender por qué existen reglas y límites necesarias para una buena convivencia en familia. Las consecuencias del comportamiento y tus emociones al manejar las situaciones son clave para que el resultado sea exitoso.

En ocasiones, puede ser efectivo la retirada de privilegios para que los niños entiendan que no siempre se tiene lo que se quiere. Puede ser la retirada de tiempo de pantalla, no salir a jugar al parque o cualquier otra consecuencia que sea apta para el momento y el contexto en el que sucede dependiendo del comportamiento del niño.

Es necesario que las consecuencias que se escojan sean aptas al comportamiento del niñoEs necesario que las consecuencias que se escojan sean aptas al comportamiento del niño

Es necesario que las consecuencias que se escojan sean aptas al comportamiento del niño, por lo que no es adecuado escoger consecuencias demasiado severas por comportamientos pequeños. Y por supuesto, tampoco es correcto amenazar a los niños con consecuencias y después no llevarlas a cabo, porque en este caso, todo lo que estás trabajando para mejorar la conducta, simplemente no surtirá efecto.

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