De la misma manera que una exigencia excesiva no es buena en lo que respecta a la crianza de los hijos, tampoco lo es la sobreprotección de los mismos. A día de hoy muchos padres cometen el gran error de sobreproteger a sus hijos, liberándolos de muchas de sus responsabilidades y obligaciones. La sobreprotección tiene consecuencias negativas y nefastas en el desarrollo óptimo de los niños.

La sobreprotección en la educación de los hijos
Sobreproteger supone liberar al niño de una serie de obligaciones y responsabilidades que debe tener conforme a la edad que tiene. Un ejemplo de ello sería el de preparar la mochila del cole o hacerle la cama a diario. Los padres sobreprotectores suele controlar de manera excesiva y exagerada todas las acciones de sus hijos. A largo plazo este tipo de educación suele causar graves problemas en la dinámica familiar y afecta de manera directa al buen desarrollo del niño.
Los peligros de la sobreprotección de los hijos
Aunque los padres sobreprotectores suelen actuar de buena fe y creyendo que lo hacen por el bien de sus hijos, la verdad es que esta clase de educación tiene consecuencias nefastas en el desarrollo psicológico y emocional de los niños. Algunos de los peligros o de los riesgos de la sobreprotección son los siguientes:
- Los niños que están sobreprotegidos suelen sufrir problemas de estrés y de ansiedad ante situaciones en los que tienen que actuar solos o sin la ayuda de nadie. No son capaces de resolver los problemas por sí mismos.
- Tiene una incidencia negativa en la autoestima del niño. Se vuelve inseguro y carente de la confianza suficiente a la hora de dar solución a los problemas que puedan surgir en el día a día.
- Un niño que es sobreprotegido por sus padres se vuelve muy exigente y carece de empatía. Exige de manera constante a los padres sobre todo en lo que concierne a las tareas del día a día. Con el paso del tiempo la exigencia irá a más con todo lo malo que ello conlleva para el buen desarrollo del niño.
- La impaciencia es otra de las consecuencias de la sobreprotección. Las falta de empatía hace que quiera las cosas con la mayor celeridad posible. El problema sale a relucir cuando los padres con son capaces de seguir el ritmo del niño y ya no pueden satisfacer las necesidades del mismo.
- Se trata de niños que tienen muy poca tolerancia a la frustración. La ayuda continua de los padres provoca que no sepan equivocarse y que consigan todo al momento. Si esto no es así, se enfadan hasta el punto de terminan teniendo o consiguiendo lo que quieren. La poca tolerancia a la frustración hace que los padres se conviertan en auténticos esclavos de los hijos.
- La sobreprotección y la falta de empatía, hacen que el niño tenga serios problemas a la hora de relacionarse con los demás niños. No suelen tener amigos de verdad, llegando a desarrollar problemas de conducta y de comportamiento.
- Otro de los grandes peligros de la sobreprotección es el hecho de que el niño llegue a desarrollar una conducta egocéntrica a la vez que narcisista. Esta forma de ser suele acarrear graves problemas a la hora de llegar a la edad adulta.

En definitiva, no es para nada aconsejable el sobreproteger a los hijos. Son muchas las consecuencias negativas de este tipo de educación, de ahí que se importante evitarlo y frenarlo. La educación de los hijos debe basarse en una serie de valores que permitan ser buenas personas a medio y largo plazo. La sobreprotección no ayuda nada a ello y hace que crezcan con una falta de empatía importante, algo que repercute de una manera negativa en su desarrollo psicológico.