Una de las etapas más difíciles de la paternidad y maternidad es aquella en que los hijos pasan por la adolescencia. Cuando empiezan a sentirse adultos quieren tomar decisiones, no siempre acertadas, y raramente se dejan aconsejar por sus padres, con lo que el conflicto está servido. Prácticamente a diario.
Son muchos los motivos que pueden dar lugar a discusiones en el hogar siendo aquellos que tienen que ver con su imagen y sus amigos los más frecuentes. Es habitual que padres e hijos adolescentes no tengan la misma visión de las cosas y esto derive en broncas continuadas.
Los hijos están en una fase de evolución física y personal y han de aprender a lidiar con diversas cuestiones, tales como enfrentarte a conflictos. Deben ser capaces de gestionarlos, al fin y al cabo es una forma de prepararse para lo que se van a encontrar en la etapa adulta, pero hay que reconocerlo: es difícil que lo hagan y son los padres los que tienen que armarse de paciencia.
Cuando te encuentras que la visión que tú tienes de la moda y la que tienen tus hijos adolescentes no es la misma vete preparándote para tener mano izquierda y tratar de sobrellevar este tema sin continuas discusiones. En el artículo de hoy desde Bekia vamos a darte varios consejos útiles para conseguirlo.
Intenta conocer sus inquietudes
Tus hijos ya no son niños, son adolescentes y pronto serán adultos. Eso significa que en unos años deberán tomar decisiones importantes sobre su vida y esto es un proceso evolutivo. Para poder hacerlo, primero han de tomar otras que no lo son tanto, como puede ser el asunto de la imagen y la moda.
Si ellos quieren utilizar una ropa determinada, inclinarse por un estilo propio interésate porqué. La moda es una forma de expresar su personalidad y mostrarse como se es ante sus amigos o el resto de la sociedad.
Cuando sepas porqué quiere usar un determinado tipo de ropa o se inclina por una marca frente a otras igual te acabas por convencer de que tiene razón y está bien que vista así. Si después de hablar con él no lo entiendes o sigues sin ver con buenos ojos las decisiones de moda que toma tu hijo puedes reconducir la situación. Argumenta los motivos por los que crees que ese tipo de ropa no es la adecuada para su edad o por qué recomiendas que no la utilice en determinados momentos. Hazlo con paciencia, tratando de ponerse en su lugar y razonando.
Cuando tratas a los adolescentes de tú a tú tienes muchas más posibilidades de que te hagan caso. Si lo que intentas es imponer tu opinión sin razonamiento y con discusión de por medio es mucho más complicado que consigas tu objetivo y mucho menos que convenzas a tu hijo de que es lo adecuado.
Y puedes conseguir lo contrario: el adolescente buscará la manera de vestirse como quiere y lo hará de espaldas a ti. Esto no sólo es un problema de disciplina, ya no te hace caso, sino también de confianza. Evidenciará que tu hijo no confía en ti, que se viste a escondidas y si siente que no puede confiar en ti para temas de moda tampoco lo hará en otros.
El problema de las marcas
Cuando hablamos de moda y adolescentes uno de las principales problemas con sus padres no es el estilo sino la marca de la ropa que quieren comprarse. Esto lleva siendo así desde hace años y cuanto más acceso al mercado tienen más fáciles son de influir. Son una presa fácil para la publicidad y los mensajes subliminales que emite.
El círculo de amigos es también importante en este asunto porque la moda es en ocasiones un elemento integrador. Si sus amigos usan unos pantalones de determinada marca tu hijo puede sentirse desplazado por no hacerlo. Y querrá que le compres esos pantalones aunque no sean los mejores, los más adecuados o cuesten mucho más que otros.
Pero no siempre se puede. A veces puede que los padres no estén de acuerdo con esa moda, pero otras veces puede ser que simplemente no pueden permitirse acceder a esa marca determinada u otras similares.
Los adolescentes no son siempre conscientes del valor de las cosas, de cuánto cuesta la ropa que llevan o del resto de necesidades que tiene una familia. Es un buen momento para darle al dinero la importancia que tiene y que tu hijo empiece a darle valor a las cosas.
Háblale del valor del dinero
Igual que los adolescentes son testarudos para determinados asuntos cuando se trata de un problema económico son mucho más razonables de lo que sus padres pudieran pensar en un primer momento. Si tu hijo te pide una ropa o marca determinada que no puedes comprarle por razones económicas, díselo. Si quiere mucha ropa -y no la necesita- y no puedes permitírtelo, díselo.
Prepara tu argumentario primero. Explícale la situación económica de la familia, cuáles son las prioridades y si es que hay determinados pagos o necesidades que cubrir más importantes que la ropa. No le culpes, simplemente hazle partícipe de la situación.
Pero hazlo evitando generar una preocupación innecesaria en tu hijo. Al fin y al cabo son los padres los que deben preocuparse de esas cosas, no los hijos. Simplemente se trata de que entienda que quizás no puede tener la misma ropa que sus amigos, pero que eso no determina que sea mejor o peor que ellos. Ni siquiera significa que no pueda seguir teniéndolos por amigos. Un verdadero amigo no le juzgará por la marca de su ropa.