Hoy en día tenemos la posibilidad de dar a nuestros purés o papillas caseras o compradas en los famosos potitos. Respecto a la primera opción, resulta más económica y natural, pero es normal que hagamos más cantidad de la necesaria y que nos sobre. Si en la familia los adultos somos unos entusiastas de los purés, todos podemos comer el mismo plato, pero si queremos hacer comida para varios días para nuestro pequeño o pequeña, hay que conservarlos correctamente. Además, así podemos combinar diferentes tipos de purés o papillas a lo largo de la semana: un día el de verdura, otro el de carne y verdura, otro el de pescado, etc., y con los diferentes tipos de fruta, también.
Conservación en la nevera
Las papillas de verduras, carne y pescado duran, por lo general, unas 48 horas en la nevera. Por tanto, es recomendable que no estén más de 2 días. Es una buena opción para guardar la comida o la merienda de un día para otro, si hemos preparado dos raciones, y repetir menú no es mala opción.
Para las papillas de frutas, lo mejor es dárselas al bebé o niño recién hechas, que además es cuando más ricas están y mejor textura tienen. Si no, podemos prepararlas por la mañana y dárselas por la tarde o noche. Como hay frutas que se oxidan, como la manzana, podemos añadirle unas gotas de limón para evitar ésto.
La manera de conservar los purés o papillas en la nevera es metiéndolos en un tarro de vidrio previamente esterilizado. Es importante que no metamos la comida en la nevera cuando aún está caliente, hay que esperar a que se encuentre tibia. Se recomienda, también, que estos alimentos vayan a la parte más fría de la nevera.
Conservación en el congelador
Si preparamos purés o papillas para varias ocasiones, la mejor opción es utilizar el congelador. Los purés de pescado y carne duran hasta 3 meses congelados, y los que sólo llevan verdura, hasta 6 meses. Pero para congelarlos debemos de llevar a cabo un procedimiento similar al que comentábamos en la nevera.
Antes de congelar los alimentos tendremos en cuenta los siguientes consejos:
- Coceremos los alimentos que vayan a formar parte del puré sin añadir nada de sal.
- Utilizaremos recipientes de vidrio debidamente cerrados, mejor si se pueden cerrar al vacío. Siempre deben estar tapados.
- Lavaremos y herviremos los recipientes antes de llenarlos con el puré para evitar que puedan proliferar gérmenes en ellos durante el proceso de congelación y conservación.
- Pondremos a cada recipiente una etiqueta que indique de qué es el puré y en qué fecha se congeló.
- No lo haremos cuando esté la comida aún caliente, sino tibia o fría.
- Debemos congelar estos alimentos al poco rato después de prepararlos.
- Guardaremos las papillas en raciones individuales, para que sólo tengamos que descongelar lo necesario. Antes de meterlo, añadiremos una cucharada de aceite.
Una vez que tengamos que sacar la comida para consumirla, tendremos que saber que:
- Los alimentos se deben descongelar lentamente. Si tenemos prisa, en vez del microondas es recomendable que se descongele al baño maría.
- Una vez descongelada la papilla, la pondremos a hervir durante unos minutos en un cazo, para que así muera cualquier microorganismo (bacterias, gérmenes) que pudieran haberla contaminado. Es una medida de seguridad.
- No podemos volver a congelar un alimento descongelado. Si sobrara comida, la debemos comer o tirar.
Qué alimentos no se pueden congelar
Las papillas de frutas es mejor no congelarlas, pero si lo tuviéramos que hacer, debemos de saber que no es recomendable utilizar naranja. La razón es que con el proceso de congelado, esta fruta pierde totalmente la vitamina C. Lo que podemos hacer es añadirla una vez se haya descongelado.
En las verduras, hay una serie de ellas que no se pueden congelar, como son las zanahorias, los nabos y las patatas. Tampoco los lácteos, así que lo que podemos hacer con estos ingredientes, si queremos añadirlos al menú, es hacerlo una vez se haya descongelado la papilla.
Aunque son muchas cosas las que debemos tener en cuenta para conservar la comida, en realidad es un procedimiento sencillo si nos acostumbramos a ello. Así nuestros pequeños y pequeñas pueden tener una dieta muy completa y equilibrada, a la vez que las mamás, papás, abuelos, abuelas, etc., aprovechan mejor el tiempo y los recursos, ¡que no sobran a nadie! Pero, ante cualquier duda, dieta especial, alimentos específicos o temor a no hacerlo bien, nuestro pediatra será la referencia clave, que conoce bien al niño y tiene una amplia experiencia.