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El riesgo de la excesiva estimulación de los niños con regalos
El riesgo de la excesiva estimulación de los niños con regalos

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El riesgo de la excesiva estimulación de los niños con regalos

Nos encanta la ilusión de los niños por recibir y abrir regalos en su cumpleaños, comunión, Navidad... Sin embargo, si nos excedemos no le estaremos haciendo ningún bien.

Aunque parezca imposible, los niños son especialmente vulnerables en los días de Navidad y en este tipo de celebraciones, especialmente cumpleaños y comuniones, lo que los hace más propensos a cambios de humor, alteraciones en el ánimo o a retomar conductas ya superadas. Y si algo significa la Navidad para los más pequeños es la llegada de Papá Noel y los Reyes Magos, cargados de regalos. Del mismo modo que cada vez es más frecuente la asociación de festividades religiosas como el bautizo o la comunión, con recibir múltiples regalos por parte de la familia y el entorno más cercano al niño. Sin embargo, los psicólogos y pediatras advierten del riesgo que la sobre estimulación con regalos y concesión de capricho s pueden desencadenar en los niños. Puede generar apatía, frustración o conductas caprichosas, entre otras. Te contamos en qué consiste este fenómeno del que nos advierten los expertos y cómo evitar caer en ello.

¿A qué es debido?

A lo largo del año existen fechas especiales como la Navidad, los cumpleaños, comuniones, bautizos, la llegada de fin de curso con unas buenas notas, aniversarios.... en todas ellas los niños reciben regalos para conmemorar la celebración. Hoy en día los cumpleaños de los pequeños de la casa se han convertido en celebraciones llenas de regalos desde edades muy tempranas, tanto que en ocasiones el niño no es capaz de asimilar lo que pasa a su alrededor.

Del mismo modo, celebraciones con una connotación religiosa muy marcada como la comunión o el bautizo, vuelven a traducirse en un intercambio en ocasiones desmesurado, de regalos y atenciones hacia el niño, que aún se encuentra en una edad marcada por un carácter caprichoso y antojadizo, siendo aún incapaz por su falta de recursos de digerir y entender.

Darles regalos a los niños nos provoca tanta ilusión como a ellosDarles regalos a los niños nos provoca tanta ilusión como a ellos

Y qué decir de la Navidad. Si algo marca las fiestas navideñas para los más pequeños de la casa es la llegada de Papá Noel y los Reyes Magos. Es una época mágica en muchos aspectos. Sin embargo, este retorno a nuestra niñez, los continuos estímulos publicitarios o el espíritu consumista que cada vez se hace más presente en la época navideña, no debe hacernos "perder el norte" como padres. Los expertos, psicólogos infantiles y pediatras, nos advierten de un fenómeno cada vez más frecuente en nuestra sociedad, las sobre estimulación a la que en ocasiones se ven sometidos los niños por un exceso de regalos en estas festividades.

Los niños, por general, son caprichosos, antojadizos y aún no tienen desarrollada la capacidad de crítica, que no se desarrolla hasta la adolescencia. Por tanto, es común que todo lo que ven en los catálogos, los anuncios, jugueterías... se les antoje y lo deseen con todas sus fuerzas. No se complican pesando si realmente lo quieren o es sólo un capricho del momento. No son conscientes del precio económico ni demás problemas a los que se ven sometidos los adultos. Por todo esto es frecuente que la frase más repetida por parte de ellos sea: "me lo pido" o "lo quiero". Se añade en ocasiones la parte adulta que rodea al niño que favorece su actitud.

Abuelos que desean consentir a sus nietos porque no pudieron hacerlo con sus hijos, padres que sólo desean la felicidad de su hijo generándose en ellos expectativas exageradas en ocasiones superiores a la del niño. Ver disfrutar al niño hace felices también a los adultos que forman parte de la vida afectiva del niño, pero debemos desterrar el concepto erróneo de dar más valor a la cantidad o valor económico de los regalos.

¿Qué ocasiona este fenómeno en los niños?

Cuando llega la celebración del bautizo, la comunión o el cumpleaños, el niño se ve rodeado de juguetes y regalos, en su casa y en la de familiares y amigos. En el caso de la Navidad, esto se acrecienta si el niño recibe además en dos fechas tan seguidas, Papá Noel y los Reyes Magos, dependiendo de las tradiciones de cada familia. El niño se encuentra tan saturado y sobre estimulado con paquetes que desvirtúan el valor original de la entrega de regalos y reduce la magia de la celebración a mero consumismo. Prevalece lo material sobre lo emotivo. Y aunque pueda parecer mentira, la situación genera en el niño una situación de sobre estimulación que puede producir en él, alteraciones en su emociones que quizás no sepa manejar.

Es importante que juguemos con ellos y sus regalos para que aprendan a valorarlos

¿Cómo podemos evitar que esto suceda?

Los padres deben ser responsables y razonables. Los niños no son capaces de poner límites a sus deseos, por eso los padres deben ser quienes los pongan. El niño deseará todo el catalogo de juguetes pero no va a ser más feliz si obtiene todo lo que desea el día de su cumpleaños o el día de Reyes, sino que los va almacenar pues no será capaz de asimilarlo todo.

Pon límites desde el principio, será más beneficioso para ellosPon límites desde el principio, será más beneficioso para ellos

Se recomienda que los padres establezcan los límites desde el mismo momento en que el niño comience a configurar su lista de deseos. Los padres deben establecer desde el principio el importe económico que están dispuestos a gastar. Y no olvidar que en algunos hogares los regalos se dividen en dos fechas muy seguidas, Papá Noel y Reyes Magos, no dando tiempo al niño a asimilarlo. Para hacer frente a esta situación se aconseja explicar al niño que pida una cosa por cada Rey Mago o que seleccione un objeto para cada casa, de abuelos o tíos, cuando se trate de un cumpleaños. Los niños pueden adaptarse sin problemas a estos ajustes si somos razonables con ellos.

Dedicar tiempo ese día a jugar con ellos y formar parte de la experiencia es más reconfortante para el niño que encontrar el árbol de Navidad repleto de juguetes. Lo mismo se aplica al día de su cumpleaños. Si podemos dedicar como padres unas horas a jugar con ellos ese día, el niño disfrutará de la experiencia y el día de su cumpleaños no será solo recibir sino también compartir horas de ocio.

Los padres deben "jugar" al ayudar a su hijo a establecer su lista de peticiones, mezclando en ella caprichos del niño con cosas que puedan ser más prácticas. A la hora de hacer regalos, se debe tener presente el carácter del niño y no olvidar variar la lista con juguetes didácticos o que le permitan interactuar con otros niños.

Es bueno que los padres mantengan el factor sorpresa y hagan entender a sus hijos de antemano que es posible que no puedan traerle todo los Reye Magos. No se deber premiar ni castigar al niño con los regalos, ni amenazar con carbón si se porta mal.

La Navidad puede ser un buen motivo para enseñar solidaridad a nuestros hijos. Para dejar espacio a los nuevos juguetes puede seleccionar aquellos que ya no sean de su agrado, para donarlos a otros niños con menos recursos.

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