Menú
Recomendaciones dietéticas si estás dando de mamar a tu bebé
Recomendaciones dietéticas si estás dando de mamar a tu bebé

LA LACTANCIA

Recomendaciones dietéticas si estás dando de mamar a tu bebé

La alimentación durante la lactancia debe ser rica en energía, lípidos, proteínas y vitaminas, con el fin de que cubra las necesidades del bebé y de la madre durante este periodo.

Cuida especialmente tu alimentación durante la lactanciaCuida especialmente tu alimentación durante la lactancia

La lactancia es un periodo de la vida de la mujer en el que debe ofrecer el alimento más adecuado a las necesidades del bebé, la leche materna, lo cual hace necesario adecuar la dieta de la madre para cubrir de forma óptima sus necesidades y las del recién nacido, sin poner en riesgo la salud de ambos.

Al amamantar al bebé, la demanda de nutrientes aumenta debido a que, durante estos meses, parte de los nutrientes obtenidos de la dieta se destinan a la producción de leche materna. La madre que ha decido amamantar debe conocer los factores que influyen en la producción de leche y en la calidad de ésta.

Mientras ofrezcas alimento a través de tus pechos a tu bebé, tu cuerpo estará expuesto a un gasto de energía enorme. Es ahora cuando tu cuerpo usa las reservas de grasa que has almacenado durante el embarazo. Muchas mujeres se preguntan si deben seguir una dieta especial durante este tiempo, pero no es necesario hacer grandes cambios en la alimentación, sólo hay que tener presente algunas recomendaciones dietéticas.

Consejos dietéticos si estás amamantando

Por regla general, la mayoría de las mujeres que ofrecen alimento a su hijo a través de sus pechos necesitan de 200 a 500 calorías más que las mujeres que no lo hacen. Esto supone consumir unas 2.000-2.700 calorías cada día. Existen factores que determinan las calorías que se deben consumir, tales como el peso actual, el grado de actividad y la frecuencia con la que amamantas.

Consejos dietéticos si estás dando el pecho a tu bebé Consejos dietéticos si estás dando el pecho a tu bebé

Este aumento en el consumo de calorías no significa comer sin control, sino que debe controlar su dieta y que ésta sea más concentrada en nutrientes para lograr así su objetivo: cubrir el aumento de necesidades calóricas de la madre y los requerimientos nutricionales del bebé. Repartir las comidas a lo largo del día, unas 4-6 veces al día. Dieta variada.

Aumentar el aporte de líquidos, 2-3 litros al día. Moderar el consumo de sal. Evitar alimentos en salazón, encurtidos, embutidos, comida oriental, sopas de sobre, precocinados... Carnes, aves, pescados y huevos: Tanto en la comida como en la cena debe haber algún alimento de este grupo. Incluir el pescado (blanco y azul) por lo menos dos o tres veces a la semana. Carnes magras: ternera, pollo (sin piel), pavo, conejo, codornices, lomo y solomillo de cerdo. Tomar 3 ó 4 huevos a la semana.

Cuida tu alimentación, los resultados serán notables para ti y para el bebé

Cocinar con aceite de oliva. Controlar el picoteo de alimentos dulces o grasos. En caso de tener hambre entre horas, elegir lácteos desnatados, fruta, tostadas... No fumar ni beber alcohol. En algunos casos se recomienda continuar con los suplementos prenatales o con suplementos de vitaminas y minerales, por lo menos los primeros meses. Dependerá de cada caso y del consejo del médico.

Beneficios de una dieta adaptada a la lactanciaBeneficios de una dieta adaptada a la lactancia

Beneficios de una dieta adaptada a la lactancia

La leche materna proporciona nutrientes que promueven el crecimiento y la salud del bebé. Sin embargo, la dieta de la madre influye directamente sobre la leche que ésta genera. De este modo, la mujer debe adecuar su dieta para que su leche posea las cualidades más idóneas para la alimentación del bebé.

Dividir las comidas y que estás sean variada ayudarán a mejorar las glucemias y controlar la sensación de hambre de la madre. Vigilar la ingesta hídrica es muy importante, pues la leche materna está compuesta principalmente por agua, de ahí que las necesidades al amamantar estén aumentadas. Además ayuda a mejorar el tránsito intestinal, previniendo la aparición de estreñimiento y hemorroides, reduce la retención de líquidos y contribuye a la disminución de las estrías.

Al amamantar el aumento de proteínas en la dieta debe ser considerable, sobre todo las de alto valor biológico, por ello es importante tomar huevo, pues la proteína del huevo es una de las más completas. Los ácidos grasos que aportan los pescados, especialmente los Omega-3 son muy importantes para el desarrollo del cerebro y el sistema nervioso del bebé, y la mejor fuente es la leche materna que le ofreces de tus pechos al amantar. La fibra que se obtiene de frutas y verduras ayuda a la madre con el estreñimiento que aún permanece durante algún tiempo tras el parto.

El aporte de calcio está incrementado pues supone un elemento fundamental para la mineralización ósea del bebé. Además amamantar para la madre mejora la densidad ósea y protege contra las fracturas osteoporóticas. También es esencial la vitamina D para el crecimiento de los huesos y para la salud materna en general. Además ayuda a absorber el calcio. Otro de los minerales con mayor demanda es el fósforo y el yodo, importantes por su participación en la mineralización ósea, desarrollo dental y neurológico del bebé.

¿Qué problemas causa para ti o el bebé?¿Qué problemas causa para ti o el bebé?

Problemas para ti y para el bebé si no cuidas la dieta

Es una suerte que la leche materna cubra las necesidades alimenticias del bebé aunque la madre no se alimente correctamente. Sin embargo, una dieta baja en calorías, una dieta estricta de adelgazamiento postparto o incidir sólo en la ingesta de un solo grupo de alimentos excluyendo el resto, puede no sólo afectar a la cantidad de leche producida por tus pechos, sino también a su calidad. Además el que tu bebé no se vea afectado por las deficiencias alimentarias de la madre no significa que no afecte a la madre.

Evita el alcohol y la cafeína para no influir en la calidad de la leche

Algunos tipos de pescado no están recomendados por su alto contenido en mercurio perjudicial para el bebé, son tiburón, pez espada, atún enlatado blanco, mero y pez emperador.

Algunas comidas con sabores fuertes como ajos, cebollas, espárragos, alcachofas, especias...., pueden hacer que el bebé tenga gases o esté irritado. Te darás cuenta porque estará más irritado tras la toma, llorando sin parar o durmiendo poco.

En caso de antecedentes familiares de alergias alimentarias, y dado que el bebé tiene más riesgo de padecerlo, se aconseja limitar la ingesta de leche de vaca, huevos, pescado azul, cacao y cacahuetes, por su elevado potencial alérgico.

La lactanciaLa lactancia

Realizar una dieta hipocalórica para perder peso puede resultar peligroso para el bebé porque adelgazar rápidamente libera toxinas que llegan a la sangre y pasan a la leche.

Cuidar tu alimentación durante la lactancia es tan importante como hacerlo durante el embarazo. La salud de ambos te lo agradecerá.

Te puede interesar