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Qué hacer y qué no hacer cuando llora nuestro bebé
Qué hacer y qué no hacer cuando llora nuestro bebé

LLANTO

Qué hacer y qué no hacer cuando llora nuestro bebé

Te damos una serie de consejos sobre lo que SÍ hay que hacer y lo que NO hay que hacer cuando nuestro bebé llore.

El llanto es la única manera que tiene el bebé de comunicarseEl llanto es la única manera que tiene el bebé de comunicarse

Para la mayoría de padres primerizos, cada segundo que pasan con su hijo recién nacido es un motivo de alegría. Ya sea dormir tranquilamente, contemplar el mundo extasiados, descubriendo todo por primera vez; o simplemente mover sus diminutos brazos con una energía que parece no tener cabida en un cuerpo tan pequeño; todo lo que hace el bebé produce un inconfundible sentimiento de fascinación y felicidad para sus progenitores.

Excepto cuando el pequeño empieza a llorar. Y es que el llanto, aunque en su mayoría tiene causas completamente lógicas que responden a las necesidades más básicas del bebé - comida, higiene, descanso, atención - suele traer angustia a los padres que, muchas veces, debido al desconocimiento y la preocupación natural que se tiene por el bienestar del bebé, empiezan a pensar lo peor ante unos gritos que no cesan. Eso puede llevar a un estado de estrés que provoca que se maneje la situación de manera incorrecta, lo cuál a su vez incrementaría el llanto y, finalmente, el agobio de los padres; convirtiéndose en un círculo vicioso de emociones negativas.

Por eso, lo primero que tienen que recordar los padres cuando un bebé llora es que, para ellos, el llanto es la forma más básica y fundamental de comunicación. Al no haber aprendido todavía las complejidades del lenguaje oral, un recién nacido no puede acudir a su madre y pedirle tranquilamente que le dé de comer o que le cambie el pañal. La única manera que tiene de comunicar a sus padres una necesidad o cualquier tipo de incomodidad es a través de dejarse los pulmones en el intento. Por eso, aunque por experiencia la mayoría de los adultos han aprendido a asociar llanto con tristeza y dolor, para un bebé es simplemente la manera de transmitir un mensaje y captar la atención de sus progenitores.

Aún así, y como sabemos que es difícil mantener la calma y el sosiego cuando la noche se ve interrumpida por el lloro de un bebé, hoy en Bekia queremos ofrecer una guía rápida de qué hacer y qué no hacer cuando nuestro pequeño rompe a llorar.

NO: Dejarlo llorar

Cuando el llanto del recién nacido irrumpe en sueño por cuarta o quinta vez en una noche, es fácil que los padres sientan la tentación de dejarlo llorar hasta que, cansado y viendo que nadie le hace caso, vuelva a quedarse dormido. De hecho, hasta no hace mucho, la "Ferberización" - que recibe el nombre de su creador Richard Ferber, pediatra especializado en problemas del sueño -, es decir, la práctica de dejar al bebé llorar durante un tiempo predeterminado antes de prestarle atención, era un método avalado por la comunidad pediátrica, la cuál defendía que era la mejor manera de que un recién nacido aprendiese a no ser dependiente de consuelo externo para quedarse dormido. Incluso en el saber popular, el no coger a un niño en brazos siempre que llore "para que no se acostumbre" es un consejo que se repite muchas veces de generación a generación.

Nunca debemos dejar llorar al niños, tenemos que atenderle y cogerle en brazosNunca debemos dejar llorar al niños, tenemos que atenderle y cogerle en brazos

Sin embargo, investigaciones más recientes apuntan a que esto puede resultar perjudicial para el niño. Los bebés no saben gestionar sus emociones ellos sólos, necesitan de una figura cuidadora que les calme cuando están sometidos al estrés de no ver sus necesidades cubiertas. El no responder a sus llantos sólo alarga este estado de angustia en el que el niño se encuentra, lo que resulta perjudicial a su cerebro que aún está por formar. Lo mejor para el niño es tener una figura que le ayude a sentirse protegido, que le relaje y baje su nivel de ansiedad, y con la que pueda aprender que no está sólo.

Así, cuando el recién nacido llore, no hay que tener miedo de sacarlo de la cuna y reconfortarlo, puesto que a la larga trae beneficios tanto para el desarrollo cerebral como para su autoestima.

SÍ: Envolverlo y abrazarlo

Reafirmando lo que se mencionaba en el apartado anterior, una buena manera de calmar a un bebé que ha decidido tener despiertos a sus padres toda la noche u ofrecer un buen concierto en el transporte público, es envolverlo en una manta fina y sostenerlo en brazos, pegado al cuerpo. Y es que, si a cualquier persona le resulta agradable la calidez que proporciona el sentirse abrazado, a un bebé, además, le recuerda a la agradable sensación de seguridad que sentía en el útero materno y les ayuda a tranquilizarse.

Además, al sostenerlos contra el pecho - cosa que se puede hacer incluso con las manos ocupadas gracias a mochilas delanteras o fulares portabebés - , los más pequeños son capaces de oír el latido del corazón de sus progenitores. Los sonidos rítmicos, como el de la función cardíaca, el movimiento de las aspas de un ventilador o música muy suave son muy relajantes para los recién nacidos.

SÍ: Darle masajes

Los bebés adoran ser tocados, puesto que estimula el sentido del tacto, uno de los más desarrollados de los más pequeños desde su nacimiento. Por lo tanto, para frenar su llanto, un masaje podría ser una muy opción. No hay que ser experto masajista para hacerlo, con realizar movimientos lentos y suaves ya se sentirán reconfortados. Especialmente, si se hacen sobre la espalda o la barriguita.

SÍ: Cantar, hablarle, prestarle atención

A todo el mundo le gusta, en mayor o menor medida, ser tenidos en consideración y sentir que otra persona nos echa cuenta. Por eso, no es raro que, en ocasiones, a través del llanto, un recién nacido sólo esté intentando reclamar que le presten un poco de atención. De esta forma, invertir un poco de tiempo en hablarle al bebé ? usando un tono monocorde, puesto que les relaja ? o cantarle alguna canción de melodía suave puede ser todo lo que el pequeño necesita para, por fin, parar de llorar.

SÍ: Dejarle que chupe algo

A veces, aunque el bebé no tenga hambre y pueda parecer perjudicial para el correcto desarrollo de su dentadura, permitir que succione algo es una de las mejores maneras de parar su llanto. Aparte de recordar al momento en el que se le amamanta, los movimientos de succión suelen ser acompasados, lo que contribuye a regular el ritmo de su corazón, calmar su estómago y relajar esas extremidades que muchas veces no paran de agitar.

Aunque lo más habitual es usar un chupete, si no se tiene a mano también se le puede ofrecer al pequeño un dedo.

SÍ: Moverlo

Ya sea sacarlo a la calle dentro de su cochecito o sostenerlo en brazos mientras se gira suavemente hacia un lado y a otro, poner a un bebé que llora en movimiento es una solución efectiva para calmarlo. Resulta un cambio de aires respecto a su cuna y, al sostenerlo, se le otorga esa reconfortante sensación de protección de la que se hablaba anteriormente.

Es bueno si le damos algo para chupar, como el chupeteEs bueno si le damos algo para chupar, como el chupete

Otras formas de que el bebé note el movimiento es colocarlo en una sillita vibradora o, si se carece de una, poner la sillita de su carrito o la del coche encima de una lavadora o secadora en funcionamiento. Eso sí, siempre con la supervisión de un adulto, puesto que las vibraciones de la máquina pueden hacer que el asiento vuelque con el pequeñín dentro.

NO: Agitarlo y sacudirlo

El llanto incesante de un bebé, ya sea de día o de noche, puede agotar la paciencia de cualquier padre. Es lógico y natural, teniendo en cuenta las pocas horas de sueño, el cuidado del bebé y el resto obligaciones diarias que hay que seguir atendiendo pese a lo agotador de tener un pequeño en casa, especialmente si se trata de la primera vez.

Pero lo que nunca, jamás ha de hacerse por muy frustrado que se esté con los lloros del pequeño, es agitarlo para que se calle. Y es que sí, seguramente esa acción resulte en el cese inmediato de los gritos, pero también cabe la posibilidad de haber causado un daños irreversibles al bebé. Además de poder producirle un desnucamiento, ya que los ligamentos del cuello son muy débiles en relación al tamaño de su cabeza, también se corre el riesgo de causarle problemas a nivel neurológico. Y es que, debido a que, al igual que su cerebro, el cráneo de un bebé no está completamente formado y no puede absorber la fuerza a la que puede verse sometido, tan sólo bastan cinco segundos zarandeando a un bebé para que sufra daños bastante graves.

De hecho, pueden llegar a experimentar el Síndrome del Bebé Sacudido, que incluye síntomas como pérdida del conocimiento, ausencia de respiración, convulsiones y vómitos, entre otros. En casos más graves, se sabe que ha llegado a ocasionar la muerte del pequeño.

Por lo tanto, es increíblemente importante que cuando se sienta que el llanto inconsolable de un bebé que está en los brazos está empezando a causar frustración y enfado, lo mejor es volver a dejarlo en su cuna y llamar a otra persona que se encuentre en un estado más calmado para que maneje la situación.

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