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Mi hijo juega con muñecas, ¿es un signo de homosexualidad?
Mi hijo juega con muñecas, ¿es un signo de homosexualidad?

JUGUETES

Mi hijo juega con muñecas, ¿es un signo de homosexualidad?

Jugar con muñecas no implica que nuestro hijo sea homosexual, pero si así fuera no debería ser un motivo de preocupación.

Niños y niña jugandoDesarrollar la curiosidad por los juguetes de las niñas ayuda a fomentar la creatividad en niños

Los niños son fuente constante de preocupaciones para sus padres, incluso cuando no hay señal ninguna de que algo fuera de lo común esté pasando. El comportamiento que puedan tener, especialmente cuando son pequeños, es uno de los quebraderos de cualquier padre que piensa que el uso de unos juguetes determinados o conductas están manifestando ciertas actitudes del futuro. Nada más lejos de la realidad. Son muchas las fases por las que pasa un ser humano y todas ellas ayudan a conformar la persona que será cuando sea mayor. Pero eso no significa que porque nuestro niño juegue con muñecas será homosexual. Al igual que el hecho de que le gusten los juguetes de armas no le presupone para utilizarlas cuando sea mayor y convertirse en un asesino en potencia.

En este artículo nos centraremos en el hecho de que un niño juegue con muñecas puede ser un aviso de que es homosexual. No es cierto, nada más lejos de la realidad. Y aunque así fuera tampoco debería ser motivo de preocupación.

Homosexualidad innata

La homosexualidad es innata, no se fomenta, ni alimenta, ni puede hacerse desaparecer. Una persona homosexual lo es desde que nace, aunque por unas u otras razones trate de esconderlo o de 'corregirlo' o incluso aunque no lo sepa desde la infancia.

Fomentar o prohibir determinadas conductas no harán que el niño tenga unas u otras inclinaciones sexuales cuando sea adulto. No dejarle jugar con muñecas no le "prevendrá" ni el hacerlo significará que vaya a ser gay. El hecho de que un niño juegue con muñecas no le predispone para ser homosexual. Del mismo modo que si se divierte con coches no significa que en el futuro no se descubra como gay. Las preferencias de juguetes no determinan la sexualidad de una persona, ni pueden tampoco corregirla.

Niño con un carrito de la compra de jugueteExisten muchos tabúes con los juguetes

La prohibición, efectos negativos

Si su hijo quiere jugar con muñecas, déjelo. Puede que responda a cierta curiosidad, que le despierte la creatividad o que simplemente le gusten. La atracción por estos juguetes puede ser temporal, al igual que pudiera ocurrir con otros, o durar más tiempo.

De cualquier modo no debe ser motivo de preocupación para los padres. Peor sería todo lo contrario, es decir, prohibirle a uno niño usar este tipo de juguetes. Si ve que su hijo curiosea con las muñecas de sus amigas o incluso le pide que le compre una es mucho mejor acceder a ello con toda naturalidad que prohibírselo.

Cuando no se le deja hacer algo el niño entiende que es porque está mal y verá esa conducta como negativa. Además, esto no significará que querrá dejar de jugar con muñecas. Al contrario. Lo que hará será ocultarlo por tener la sensación de que está haciendo algo mal, algo que no debería.

De este modo lo que se haría sería crear en el niño la sensación de culpabilidad por usar unos juguetes que le están prohibidos. Así que podría reprimir el deseo de utilizarlos o hacerlo en secreto. De cualquiera de las maneras esto sí sería perjudicial para el menor, sobre todo a nivel emocional y eso podría arrastrarlo hasta la edad adulta, por algo tan baladí como los juguetes con los que se divierte.

Por qué le interesan las muñecas

Hace unos años estaba establecido que las niñas jugaban con muñecas y los niños con coches. Igual que a ellas les tenía que gustar el color rosa y a ellos el azul. Hoy en día, por suerte, hemos evolucionado y no nos llevamos las manos a la cabeza porque una niña prefiera el azul y quiera jugar con coches de juguete. ¿Por qué lo hacemos con los niños? Probablemente porque la sociedad aún arrastra algún estigma sobre la homosexualidad y existe una tendencia a pensar que ser heterosexual es lo normal. Y así se ven peligros que no son tales.

El hecho de que un niño juegue con muñecas no es peligroso, sino todo lo contrario. Es beneficioso. El familiarizarse con este tipo de juguetes cuando la sociedad le predispone a no hacerlo puede significar varias cosas, todas importantes para su futuro desarrollo como adulto.

Por un lado denota cierta curiosidad por aquello que no le han facilitado. Puede que tenga hermanas, primas o amigas que juegan con muñecas y él quiere hacerlo también. También es un modo de favorecer que en él se despierte la creatividad. Sobra decir que las muñecas fomentan la imaginación de un modo mayor que los juguetes tradicionalmente pensados para niños.

Niño jugando con una muñecaSi nuestro hijo es homosexual, lo será desde que nace

Juguetes como transmisores de valores

Además, a través de las muñecas se pueden trasladar al menor una serie de valores. E stos juguetes cumplen la función de crear una familia de la que el niño se encarga. Es quien cuida y protege a las muñecas. Estaban pensados para niñas por el hecho de que son ellas las que en el futuro se encargarían de alimentar, vestir, cuidar y arropar a sus hijos.

¿Por qué no inculcar esos mismos valores a un niño? Al fin y al cabo son igual de importantes para el futuro se sea hombre o mujer. De hacerlo cuando es apenas un niño puede acarrear que el hijo tenga más desarrollada la sensibilidad hacia el cuidado de los demás.

La homosexualidad sin estigmas

Ya hemos visto que el uso de muñecas no influye en las tendencias sexuales de su hijo. En la niñez resulta complejo determinarlas pero si así fuera, permitiría normalizar la situación, tanto para el niño como su familia.

Si así ocurre no ha de buscar corregirlas ni mucho menos criminalizar a su hijo por ellas. Es algo natural, con lo que se nace, al igual que el tener los ojos azules. Asumir la homosexualidad con la naturalidad que se merece ayudará a su hijo a aceptarla como tal, sea la suya propia o la de otras personas.

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