El aceite de palma, presente en la mayoría de los alimentos que hoy en día forman parte de nuestra dieta diaria, y en la de los niños, es uno de los productos que más debates está generando en los últimos tiempos ya que puede provocar efectos muy negativos en nuestra salud y en la de nuestros hijos.
Si miramos bien el etiquetado de los alimentos que incluimos en la dieta de los niños podemos darnos cuenta de que el aceite de palma está presente en casi todos. Y es que se trata del aceite más utilizado en la actualidad para los alimentos envasados, pero ¿Hasta que punto puede ser perjudicial el aceite de palma?
¿Qué efectos tiene el aceite de palma en la salud de los niños?
Aunque por norma general el aceite de palma se caracteriza por estar presente en productos como galletas, bollería, tartas, pasteles o magdalenas la realidad es que cada vez lo podemos encontrar en más productos alimentarios que nos venden en el supermercado como saludables, pero que visto lo visto no lo son tanto. Su bajo precio y la facilidad de conservación de los alimentos que lo poseen hacen de este un gran aliado para las grandes empresas de alimentación para crear sus productos, aunque sus efectos sean perjudiciales para la salud.
El aceite de palma se encuentra en muchos alimentos procesados y precocinadosDebido al proceso de refinado que hay que llevar a cabo para utilizarlo en la alimentación y las altas temperaturas a las que está sometido, es considerado como uno de los productos que mayor tasa de cáncer puede provocar si lo consumimos de forma habitual y puede llegar incluso hasta modificar y alterar el ADN.
Este efecto, junto a su alto contenido en grasas lo hacen una bomba para la salud de los niños, ya que a la misma vez que provoca un aumento en la tasa de obesidad, que ya de por sí es bastante preocupante, tiene un efecto de acumulación de grasas en las arterias por lo que se pueden ver disparados los niveles de LDL, o el denominado colesterol del malo en los niños.
Por otro lado, otro de los efectos del aceite de palma es el que lo relacionan con los problemas de corazón. Es verdad que este producto, en su estado natural, tiene propiedades beneficiosas para la salud ya que son ricos en vitaminas A y E, pero debido al proceso que tiene que pasar para su refinado pierde todas estas propiedades y solo aporta efectos negativos a la salud de los niños.
Además, la obtención del aceite de palma es muy contaminante para el planeta, pues hace que se estén destruyendo bosques tropicales, poniendo en peligro de extinción a especies animales como el orangután, y también aumenta las emisiones de dióxido de carbono (que no se puede combatir porque hay menos árboles). Para los humanos también ha provocado una disminución de los suelos de cultivo, y organizaciones como Amnistía Internacional han denunciado el trabajo de explotación e infantil que hay asociado al cultivo de este aceite.
El aceite de palma tiene un impacto medioambiental muy negativo¿En qué alimentos para niños podemos encontrar el aceite de palma?
Por norma general el aceite de palma se encuentra en productos de bollería industrial, tales como palmeras de chocolate, donuts, magdalenas, galletas y un sinfín de alimentos que incluimos en la dieta diaria de un niño, pero tenemos que tener mucho cuidado porque en algunas ocasiones también vienen incluidos en otros alimentos que son considerados especiales para niños y que creemos que son saludables para ellos, pero en realidad no lo son tanto.
Hay que tener bastante cuidado a la hora de darle de comer a nuestros hijos y mirar bien el etiquetado de lo que vamos a ponerle en sus platos ya que alimentos como sopas, cremas de verduras, potitos infantiles, quesos de untar, margarinas, cereales, salsas o snacks en bolsas tienen entre sus compuestos aceite de palma y por lo tanto van a perjudicar la salud de los niños.
Estos vienen incluidos en casi todos los alimentos que hoy en día consumimos porque es muy barato de utilizar, es una manera de potenciar el sabor de las comidas y hacerlas con un sabor agradable al paladar y conseguir una textura más grata.
Lo ideal para que en nuestra alimentación diaria, y en la de los niños, no haya ningún ápice de este venenoso alimento es consumir los alimentos de la manera más natural posible, intentando que sean lo menos procesados y cocinando nosotros mismos la comida que vamos a comer. Así es la única manera de saber todos los ingredientes con los que están realizados.